lunes, 21 de febrero de 2011

Máxima

Alfredo, tan suelto de cuerpo para algunas cosas, era tajante a la hora de asociar vocabularios y metáforas con sus contextos, sobre todo en las artes. En el medio del silencio, increpó:
“La mujer que al amor se asoma… es una fisgona.”
Y se daba rienda suelta:
-¿Cómo puede ser que como sociedad nos hayamos acostumbrado a semejante barbaridad? ¿Qué es eso de “asomarse” al amor y, peor aún, esa sentencia moral de que aquella que no lo hace cae fuera de la especie? ¿Asomarse? ¿Qué clase de perversión estamos buscando? Al amor uno no “se asoma”… se zambulle, se manda de cabeza, se embriaga.

2 comentarios:

  1. Y se estrella también. Pero, accidentes aparte, comparto completamente con Alfredo.

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  2. Ah, estrellarse, qué lindo verbo (recuperemos la metáfora implícita). Tantas gracias por completar la enumeración.

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