-El verdadero placer es descontracturado, décontractée. Es un matecito en una fresca primera mañana de verano oteando el horizonte, es advertir la belleza arquitectónica del Congreso (como) al pasar en el 60, es descubrir la piel tersa de una muchacha bajo el movimiento primaveral de una falda, es encontrar el remate justo en una discusión entre amigos ficticiamente apasionada.
Y sí, claro, también una copa de vino al atardecer… a veces con soda (horror sugerido en aquellas primeras líneas).