miércoles, 23 de febrero de 2011

La escritura del ebrio Gómez

El ebrio Gómez, aceptando una suave y permanente incomodidad con su destino, había elegido (en tren de metáforas) ser camionero.
Tipo correcto si los hay, a diferencia de la mayoría de sus colegas, podía recorrer diez mil kilómetros sin tocar una botella. Decía que su afán por el buen beber y la buena literatura era su manera de convivir con el ocasional sedentarismo en lugares lejanos e incluso en su propio hogar.
Con su vieja máquina de escribir a cuestas, su prolífica obra continuaba creciendo inédita. A menos que uno considere que la escritura en camiones es un modo de publicación. Se dice que por su camión pasaron por primera vez: "Lo mejor que hizo la vieja fue el pibe que maneja", "Te deseo el doble de lo que me deseas a mí", "Culto el que lee".
El ebrio Gómez, tipo pródigo en afectos, tuvo a su pesar un único hijo.
Por contraste (suele suceder) su hijo fue prolijo, pulcro, parco y completamente abstemio.
Compartían los ojos negros, la mirada profunda, el rostro bien masculino, algo turco, de belleza adusta, el éxito con las mujeres, la indiferencia hacia el éxito con las mujeres, y el ser objeto recurrente de la maledicencia popular.

2 comentarios:

  1. Yo lo conoci a Gomez. Era un tipo de pocas decisiones, y entre un tinto y un blanco, opto por la del menor esfuerzo.

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  2. C'est ne pas possible! diría Don Hermenegildo ante la visita sorpresiva del Artista.
    Ya se escuchan las voces por lo bajo… ¿Quién lo banca ahora a este Bustos?
    No deje de visitar: http://okgrillo.blogspot.com
    Ah, y sí, con un poco más de carácter hubiese sido best seller por abajo de las patas.
    'chas gracias.

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