(Se comprende entonces su acérrima oposición a los corchos de plástico.)
En su presentación a la familia de su novia, Carlitos tuvo oportunidad de sacar a relucir su habilidad con los corchos rotos.
Ella insistió en descorchar y rompió el corcho. El fue, buscó un Tramontina, lo introdujo con un movimiento firme y de precisión quirúrgica, lo giró un par de veces, y el corcho salió, roto pero en una pieza.
Aplausos.
Según la hermana de ella, fue todo a propósito. De ser así, obvio, tiene más mérito.
Juro que no fue apropósito. Por lo menos no coscientemente. Igual tiene mucho mérito. Qué bueno que haya alguien que repare nuestras fallas.
ResponderEliminarHm, no sé si te creemos, pero apreciamos el esfuerzo.
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