miércoles, 21 de septiembre de 2011

Otra imagen final

Como haciéndome cargo de lo autobiográfico del género a los postres, enmarcamos otra imagen final, pura nostalgia, sí, la pucha. Un asado familiar, un picadito de fútbol posterior, de esos donde se mezclan las edades, de primos, sobrinos, padres, algún primo lejano amigo de la familia, donde los números no dan y para hacer la cosa más pareja un equipo se hace más numeroso que el otro, de esos donde por falta de jugadores se juega con arco chico y libre, de esos que duran hasta que la diferencia de goles se hace insostenible o hasta donde lo permite el cansancio.

jueves, 1 de septiembre de 2011

Los dos finales

La colección “Elige tu propia aventura” delegaba la responsabilidad moral en el pequeño lector.
Aquí nuestro pequeño homenaje:

El final triste:
Un languidecer triste, con idas, rencores no hablados, cuerpos solos, sombras, penumbras sobre vides secas.

El final feliz:
Una fiesta de la mañana a la noche, algún casamiento o menos, algún comienzo. Brindis por los novios (o algo así), por la amistad, por la comida, por la belleza, por mero juego.  Un final de fiesta con mate, silencios cómodos, mantas a los pies, cielo estrellado, paz, sin tiempo.

viernes, 26 de agosto de 2011

Los vio pasar

Zoilo los vio pasar a todos, literalmente, y no de viejo, sino de vivir en la avenida, cosa de chacarero que se va a la ciudad, y bien a la ciudad, al medio.
Digamos que se integró fácilmente:
-          por su habilidad para putear de corrido,
-          porque su cinismo campestre iba bien con la ironía ciudadana,
-          porque jubilado como rentista se permitía períodos de prodigalidad con los vecinos,
-          porque era un excelente jugador de truco,
-          porque tenía primo bodeguero y te conseguía buen vino a buen precio y con aire de campo.
El Chino, como Zoilo, también los vio pasar a todos, por razones muy parecidas (cinco también, casi idénticas) pero con distintos aires.

miércoles, 24 de agosto de 2011

La consagración de Mecha

María de las Mercedes Cárdenas alcanzó su consagración artística a los 72 años ya de vuelta de muchas cosas (de la viudez, entre otras).
La cosa fue más o menos así: Su hijo, a pesar de la consabida incomodidad con las estridencias y extravagancias de Madre, llevó uno de sus cuadros a su nueva oficina. El jefe lo vió, le gustó y le pasó el encargo para las galerías de la empresa y de ahí, en pocos meses, la fama, la retrospectiva en el MALBA, el tan fotogénico abrazo emocionado con Marta Minujín.
Lo cierto es que (la) Mecha venía pintando (¿para sí?) lo mismo desde la década del ’80: Pequeños cuadros que citaban las escenas de (los almanaques de) Molina Campos con la exquisita diferencia de que los rasgos faciales viraban hacia el animé y los colores buscaban tonos más metálicos.
Su versión de “Almacén de Ramos Generales” me salió en su momento dos mil quinientos pesos (y ella primero no me la quería cobrar), me encanta, sólo dios sabe cuánto sale hoy.

Addenda: 

Ojos gauchos
“¿Qué es un artista? ¿Qué es el arte? Son dos preguntas que, tras las vanguardias, los desplazamientos institucionales, los medios masivos, los múltiples cambios de soporte, el siglo XX nos dejó, como enmarcadas en sendos cuadros en el living del comedor (letra Arial 28, fondo blanco, marco negro en madera, 60 por 40 cms.). Pero ante una obra como la de María de las Mercedes Cárdenas esas preguntas se disuelven ante el peso de la evidencia.
Asombra primero la insistencia en quinientas obras y treinta años de producción de cuatro simples operaciones: citar, acercar el plano, ajustar el brillo, “animar” los ojos. Con las décadas fueron cambiando los soportes pero el gesto es el mismo; más aún, en los últimos años emerge más sólido. Mecha maneja el PhotoShop con la destreza de una quinceañera.
Imposible agotar las lecturas de las series de la Cárdenas.
Sugerencia de revisitar la obra de Molina Campos como molestia (sí, molestia, “síntoma es la fiebre” aclara siempre la artista): Esos gauchos domesticados (pero) (por) grotescos que gozaron del éxito popular.
Orientalismo pionero el de Mecha.
A mí lo que primero me atraviesa es el cambio de régimen, de ser tranquilos testigos del andar gaucho a ser interpelados por esos ojos mirones, expuestos y secretos, inocentes y violentos, guerreros.”

Texto de J.J. bustos que presentó su primera exposición pública en los pasillos de La Hojarasca y fungió como prólogo del correspondiente catálogo.

lunes, 22 de agosto de 2011

Enamorados

Se habían enamorado con su madre
(de ser eso posible)
discutiendo apasionadamente
(pensado dos veces, no podía ser de otra manera).
Debería caerle bien:
-jubilado de laburante de sol a sol
-sobrio
-apostrofador del juego
-caminante de a cinco kilómetros diarios.
Pero no:
Sentía que lo sobraba,
que
(sobre todo en la mesa familiar)
cada palabra era una alusión a él
que tenía que andar decodificando.
Interrumpió, justamente, su balance mental don Nicanor :
-El problema no es que la gente (don Nicanor no entrecomillaba) no crea en la dignidad, el problema es que cree que se defiende metiendo la trompa del auto en la esquina, en que si me cerró o no me cerró, en que me deja o no me deja pasar, en quién habla más fuerte. Joder, la dignidad del hombre es otra cosa.
Intervino la esposa de Emiliano, quien sí lo disfrutaba:
-Y Ud., Mercedes, ¿qué piensa?
Emiliano resopló para adentro (de ser eso posible).
Mercedes abrió los ojos sensiblemente:
-No sé, no estaba escuchando -ajena a las cavilaciones de su hijo, indiferente a las elucubraciones de su enamorado, parca frente a las invitaciones de su cuñada, evaluaba si ponerle al tinto un segundo cubito o no.
Quizás no, quizás la mano firme suspendida en el aire, pinzas abiertas cinco centímetros arriba de la cubetera, le estaba contestando a todos muy (pero muy) sintéticamente.

viernes, 19 de agosto de 2011

El blanco va con Seven Up

-El blanco va con Seven Ap.
-Ahí hay Sprai.
Don Hermenegildo, algo cansado por el viaje y abombado por el calor, escucha el diálogo entre dos adolescentes cordobesas en un supermercado de Santa Rosa de Calamuchita. Calla. Piensa en su tercera edad, en la necesidad o no de ese viaje, en la inconveniencia sonora del "ahí hay Sprai".
Se pregunta si su tolerancia e incitación a la diversidad no es más que un gesto pour la galerie, o para la gilada, como gusta decir su compadre Nicanor.

miércoles, 17 de agosto de 2011

Cliente inverosímil

El galanteo de Juanca por la rubia fue, esta vez, largo y decadente. Cliente inverosímil, pretendió estoicismo al soportar el verano junto con sus nuevos y reticentes compañeros de velada.
Que, en un abrir y cerrar de ojos, ella se fuera (metáforicamente esta vez) con el menor de los Zavaleta fue para Juanca más que una afrenta personal una revancha del pasado, que al menos uno desearía haber conocido.

lunes, 15 de agosto de 2011

El despertar de Ana

El despertar de Ana siguió al despertar sobresaltado de su marido.
- Nada.
Ella, ya que estaba, se levantó al baño y pasó a la cocina.
La vajilla limpia pero las copas a medio vaciar (eso que compartían de no poder definir si ése fue el último sorbo  o no).
Se sentó con un vaso de agua helada en el medio del calor húmedo y sofocante de la noche y miró el limonero a través de la ventana (como en un tibio homenaje a Juan José).
El limonero había crecido, a fuerza de superar embichadas, del retoño del árbol que don Hermenegildo tenía todavía en su casa.
Esa cosa que tenía su padre de legar débilmente.
(Ana no duerme.)

viernes, 12 de agosto de 2011

El presente de Emiliano

Emiliano lo conoció al menor de los Zavaleta por intermedio de Alfredo que era yerno de don Hermenegildo, que era amigo de don Nicanor, que era el novio de su madre.
Sin temor a exagerar, su nuevo jefe le cambió la vida.
El menor de los Zavaleta tenía dos preceptos (entre otros) que aplicó a rajatabla en esta ocasión:
-          El secreto del buen desempeño laboral radica en lograr el grado de autoconfianza justo.
-          Es más fácil ajustar ese grado para arriba que para abajo.
(Había leído la contratapa de un libro titulado El Maestro Ignorante).
Decía Emiliano, quien había habitado bien remuneradas buhardillas administrativas por años, que su aplicada carrera en administración de empresas finalmente sirvió para algo. Contrastaba su presente con un pasado perdido en una tropa que, decía él, se vestía a la moda con sus chiches tecnológicos y su sofisticado spanglish para ocultar mejor su esencia de empleada pública a lo Gasalla.

Con el Moncho pasó cosa parecida.

miércoles, 10 de agosto de 2011

Destino trágico

Siendo Alfredo uno de los personajes que nos caía más simpáticos en esta historia, no dejará de sorprendernos su (ahora) sino trágico. Mala jugada del destino (o mal día del autor, recaída en el conservadurismo, en la circularidad de la historia, en el eterno presente, simple pereza intelectual), con unas copas de más, y por esa cosa de que niños y borrachos son atravesados por la verdad, como en una mala copia de un cuento de Borges (o de alguno de sus seudónimos) Alfredo quiso cobrar revancha como treinta años después, él, narigón todavía, fabulando una broma pesada para Juanca. La cosa es que algo salió mal, un accidente, grave, luego mortal.
Pero, mala copia al fin, quizás fuese sólo un sueño, un despertarse sobresaltado, transpirando, un misterioso volverse abstemio, nostálgico y callado (a nuestros ojos, igual de trágico).

lunes, 8 de agosto de 2011

Herencias

Llevaban tantos años de novios que parecía que no iba a pasar. Ella, a pesar de los años y del hijo juntos, seguía usando su apellido de soltera. Pero un día se anunció el enlace Gómez-Barrenechea.
Wilmer, que hacía ya un tiempo era compañero de trabajo de Gómez y que había sido invitado de honor en la fiesta, tuvo unas palabras muy emotivas a la hora del brindis. Dijo que (como ya sabemos) el hijo cirujano (estético) había heredado el estilo del padre pero el deseo de intervenir en esa realidad… lo había heredado de la madre.

Ud. objetará que se ha dicho que Gómez e hijo eran objeto recurrente de la maledicencia popular y que la gorda Barrenechea era parte de dicha maledicencia. Bueno sepa Ud. que en la maledicencia popular se puede ser parte sin ser juez pero no se puede ser juez sin ser parte.

viernes, 5 de agosto de 2011

Crítica

Zoilo, que como crítico literario era contundente, a esa altura sentenció: Tenía un par de buenas ideas, que no eran propias, y que habían sido forzosamente disfrazadas.

miércoles, 3 de agosto de 2011

De cómo el Moncho Zapata se volvió vegetariano o de los riesgos de la incredulidad

La fuerza del Moncho era casi legendaria, ya lo sabemos. Sin embargo, siempre hay incrédulos. La incredulidad esta vez, debilidad de la edad, había hecho mella en dos jóvenes muchachos.
Nos encontramos en un asado bastante multitudinario. El Moncho departe con unos niños sobre la velocidad de la liebre y la persistencia de la tortuga. Mientras tanto, a unos metros, una ronda de hombres acumula anécdotas sobre la fuerza del Moncho. El par de muchachos, nuevos en la ronda, duda.
En su duda preparan el desafío que devendrá fatal: El fuego del asado está por prenderse. Entonces disponen en un pozo dos brasas miserables de pino, le tiran encima unos troncos ya quemados y arriba colocan unos maderos de quebracho. En total, una pila de más de medio metro de alto sin leña fina que colabore. Van a buscar la ayuda del Moncho “para reavivar el fuego” (si era cosa de necesidad el Moncho acudía al pie, si se trataba de una apuesta ya no, por mera desconfianza).
El Moncho nota la impericia en el armado de la pila pero, como era de no meterse en asado ajeno, se dispone a hacer lo posible. Se acomoda a medio metro de la pila, abre las patas en arco, inclina el pecho hacia delante, agarra con las dos manos la tapa de hierro de medio metro de diámetro y empieza a abanicar.
La fragua humana es furiosa, a los pocos segundos se empiezan a notar unos puntos rojos en lo hondo, al medio minuto todo el bajo de la pila es rojo incandescente y al minuto y pico todo es una sola brasa ardiente.
Hasta ahí el Moncho no ha parado nunca de abanicar hacia abajo y hacia delante, y prácticamente no se ha escapado una llama. En ese momento, él empieza a recular y avisa al resto. Sigue abanicando, incluso hasta más fuerte, mira el fuego y se aleja hasta un metro y medio o más. El resto de los presentes también retrocede, conocedores del paño y obedientes al consejo del Moncho, salvo los dos muchachos.
Estos, atrapados por su propia incredulidad, siguen a menos de un metro del fuego. El Moncho no los ve, interrumpe el abanicar, se tira al suelo para atrás, justo a tiempo para que apenas se le chamusquen las pestañas, y mira con ojos orgullosos como se despliega una llamarada digna de película de Hollywood.
Dicen que los muchachos prácticamente se esfumaron por el aire, que el Moncho advirtió primero los ojos extasiados del resto de los concurrentes, que luego se detuvo en la tristeza de esos mismos ojos, que pasó de entender a no entender a entender y así finalmente cayó en la cuenta.
Dicen que, a pesar de que la policía, los comensales y el pueblo lo excusaron de cualquier culpa y cargo, al Moncho le quedó para siempre un remordimiento y un cambio en sus hábitos alimenticios.
Lo raro del caso es que de este par de muchachos sólo se conocieron ese desafío y ese misterioso hacerse humo, nadie supo quiénes eran, quién los invitó, por dónde vinieron. Años después, con las consecuencias a la vista, Alfredo postuló que eran los ángeles del colesterol bueno.

lunes, 1 de agosto de 2011

Clasificado

Cuando vio el aviso: “Se busca camionero para joven bodega con afán de experimentación, buena conversación e inquietudes literarias” Gómez no lo dudo ni un instante.

viernes, 29 de julio de 2011

Los celos sanos

Como se podrá suponer Gómez no compartía con sus compañeros camioneros el gusto por la prostitución, muy por el contrario era un decidido oponente.
Suponiendo la complicidad policial, su estrategia fue atizar los celos de sus colegas de profesión entre copa y copa para promover así el deseo de exclusividad, y provocar el rescate épico… o por lo menos una cuota de amabilidad.
Así, anécdotas van, anécdotas vienen, él (ritorno a su etapa de lectura de autores del fines del XIX y principios del XX) se enamoraba platónicamente de todas.

miércoles, 27 de julio de 2011

La gringa

La conocí a la rubia haciendo trámites en el Banco Provincia.
Comprendí inmediatamente las razones del recelo subyacente en la comunidad femenina. Era pleno verano, llevaba una musculosa blanca (las tiritas negras asomándose por el costado), flaca, alta para ser mujer, de hombros redondos, el rostro armónico, los pechos pequeños, el pelo suelto, algo por debajo de los hombros, silenciosamente rebajado.
Imaginé que muchos de esos atributos lucían mejor con los años, que lo natural de esa belleza era un logro reciente.
Belleza sobria, de haber criado una hija sola, de ir todos los días a trabajar en scooter, de saber imponer una suave distancia con los hombres.
Comprendí inmediatamente porque decían que los sucesivos blends: Sol de Invierno, Ando Ganas (de encontrarte), Ojos Negros y La Gringa constituían un secreto homenaje (cada vez menos secreto).

lunes, 25 de julio de 2011

La batalla de las Termópilas

-La batalla de las Termópilas fue en Uruguay porque los uruguayos andan todo el día con un termo bajo el brazo.
-¿Y las pilas?
-Para sacar fotos… También puede ser que sean unas pilas que se cargan con el calor del termo.
El método de inferencia libre desde el nombre daba pie a interpretaciones prolíficas y tenía una Lógica implacable… siendo que Carlitos era un niño de ocho años.
Su padre lo azuzaba y lo corregía en la búsqueda del perfeccionamiento del arte:
- El primer y gran inconveniente es que los uruguayos son conocidos por ser un pueblo muy pacífico (y se sabe: neutralidad militar y secretario bancario se cuecen juntos). Los tipos violentos en la historia uruguaya que conocemos son contados… treinta y tres. Creo que acá habría que entrarle por la genealogía del nombre, por su origen griego, convertir treinta y tres en trescientos y así.

En aquel tiempo, el método nos dio muy sonoras alegrías con: “Colgate”, “El palacio de la papa frita”, “La vuelta de Obligado”, “El paseo de la Infanta”, “El happening para un jabalí difunto”, “Don Segundo Sombra”, "Venado Tuerto".

Veinte años después, la repetición (inconciente) del mismo método tenía pasos de comedia:
-“Sol de invierno”… es raro el nuevo nombre... quizá lo eligieron por eso… lo raro se recuerda más. Durante el invierno el sol, se encuentra en su versión más débil, más apagada, menos frecuente.
-Y más cálida –corregía su padre-.

viernes, 22 de julio de 2011

De la proporción y la seriedad en los insultos

Cuando el Moncho ganó el juicio (lo chocó una EcoSport, la paró con la mano derecha, se quebró un par de dedos y la muñeca, tuvo que demostrar judicialmente que ahora tenía poca movilidad en los dedos, que en sus trabajos campestres la destreza manual importaba y que, a pesar del tamaño de sus falanges, antes del accidente tenía la habilidad de un orfebre para los detalles) se compró la camioneta de sus sueños: una Chevrolet ’68 celeste (restaurada). Aprendió a manejar (tardó tres meses pero no aflojó en el empeño) y se atrevió a unas largas vacaciones recorriendo todos los puntos turísticos que se debía (que eran todos los que de oídas conocía).
Fueron vacaciones tranquilas con la excepción de un pequeño incidente en Punta del Este. Si bien se había aprendido el respeto de los uruguayos por las rotondas, se distrajo y se adelantó un poco apresuradamente cuando otro auto acababa de tomar la entrada anterior a la suya. Pasó bien, pero el otro se le arrimó de atrás, le echó un fino por el costado y le mandó una puteada.
El Moncho prolijamente dio la vuelta por la rotonda y lo siguió. Se le cruzó adelante y lo paró. Esperó a que se bajara y le dirigió un breve y respetuoso parlamento que no podemos más que contarle con nuestras palabras:
-Estuve mal, fue un error y lo admito. Pasé demasiado justo, Ud. quizá se vio obligado a frenar sin quererlo. Ahora bien, es un error para el cual una puteada es una respuesta desproporcionada, tal vez un bocinazo era pertinente, tal vez. En general, el hombre que putea en una oportunidad como esta es alguien que está esperando a putear al prójimo porque tiene ganas. Un pobre tipo que se excusa en el tráfico para exponer sus miserias, para exponer su vocación no asumida de vigilante -¿habría escuchado a Dolina?-. Eso en general. En general Ud. me daría lástima y yo seguiría mi camino. El problema es en particular. Porque Ud. en particular me puteó a mí y ahora no me queda otra que recagarlo a trompadas.
El Moncho no insultaba, en su bondad, eficacia y timidez para la palabra, si tenía que responder un insulto lo hacía a las trompadas. 

miércoles, 20 de julio de 2011

El vino en el arte

Lo conocí a Wilmer en la inauguración de una muestra artística (pinturas y esculturas) en una galería privada de San Telmo.
Me llamó la atención su modo de estar parado frente a una de las obras (por cierto, no muy diferente de las demás). En un primer barrido por la exposición yo había dividido a los concurrentes en dos segmentos: Los que pasaban rápidamente de un cartelito al otro saltando las obras que estaban en el medio, y los que saltaban de la vista de una obra a la obra de al lado, olvidando los cartelitos. Pero Wilmer estuvo detenido observando un cartelito como cinco minutos.
Un poco por curiosidad, otro poco por mis escasos recursos para el desempeño social en eventos, me acerqué a preguntarle su opinión sobre la muestra y sobre esa pintura en particular.
Después de dar algunos rodeos y ya entrado en confianza, me confesó que aburrido y algo malhumorado (la artista en cuestión, amiga de un amigo de una amiga, había tenido el mal gusto de acompañar el vino de rigor con unos copetines que hacían juego con la muestra) había recordado un viejo juego que su padre le solía proponer en la infancia:
Ver las primeras tres obras con sus respectivos títulos, en las tres siguientes ver primero la obra y adivinar los títulos, en las tres últimas ver primero el título y adivinar la obra.
Esa vez, a pesar de la falta de práctica, dijo haber logrado 100 por ciento de efectividad, y yo se lo creí.
Luego de celebrar una discusión sobre la posibilidad del arte (si es posible que exista algo así, si esa existencia es demostrable, si es posible alcanzar un mínimo consenso sobre ella, su carácter de mercancía, etc.), alguien mencionó a Saatchi, juntamos coraje y huimos silenciosamente, cada uno para su lado (ambos creemos ser jodidos pero intentamos ser amables, por culpa, por falta de confianza o por timidez, quizá).

viernes, 15 de julio de 2011

Target (público objetivo)

Wilmer tomó primero la decisión de vender el hotel alojamiento. Lo hizo con algo de sufrimiento pero preocupado por el constante aumento de la edad promedio de su clientela.
Su señora protestó mucho la decisión, “encariñada” con el negocio familiar… ¿?... Al principio, le había costado mucho acostumbrarse a la idea de vivir de un telo; al final, el cariño era inversamente proporcional.
Reconozcamos que era la responsable de las mejores tácticas de marketing y que tenía una percepción aguda de las fortalezas y debilidades de la empresa. Con sus aportes, el telo se volvió mucho más “mujer-friendly”. Valga como ejemplo su pasillo “A gusto de ellas”: con su habitación “Adolescente”, pintada de rosa y cargada de almohadones, su habitación “Muchacha”, con pósters de famosos para todos los gustos, o su habitación “Joven argentina”, con macetas y sahumerios.
La propuesta de asociarse a una bodega para desarrollar su costado turístico le vino al pelo para resolver la (es)cena familiar.
Después de todo, para sorpresa nuestra (no de ellos), en el nuevo negocio se encontraron con viejos (y viejas) conocidos con similares propósitos... pero estadías más largas.

miércoles, 13 de julio de 2011

La diversidad no es un juanete

Lo conocí a Alfredo tomando mate con Wilmer.
-Empiezan con las cascaritas de naranja o de limón en el mate, sigue el pan lactal en el huevo frito, sigue la mayonesa en el asado... termina en cualquier cosa.
-Tenés que aceptar la diversidad -acoté tímidamente.
-La diversidad (el diverso) no se acepta. No es un juanete que molesta pero va cayendo en el campo de la resignación. La diversidad es el mejor remedio para el peor de los aburrimientos.
-Es el mejor argumento en favor del vino, y en contra de la cerveza -banalicé.
Después de esa conversación, Alfredo me tuvo por pelotudo por un buen tiempo.

lunes, 11 de julio de 2011

Golpe de suerte II

Finalmente el Moncho Zapata saltó a la fama fruto del azar y de un gesto breve, para él, insignificante.
Conocedor de la campiña bonaerense, le llamó la atención ver una luz prendida en la quinta abandonada de los Álvarez ¡a las tres de la tarde!
Inocente, se acercó como para saludar y vio las ventanas tapadas con diarios y un muchacho con aspecto de ciudad dormitando a la sombra en una reposera pegada a la puerta.
Cuando estaba a metro y medio saludó:
-¡Buenas!
El muchacho se despertó sobresaltado, peló una navaja y descerrajó una larga catarata de insultos.
(Hay quien dice que la navaja era pistola, que incluso gatilló pero el fierro se trabó).
Los insultos eran varios, poco articulados y en general ininteligibles, pero el "borracho" sacó al Moncho del estado de curiosidad, y el "viejo boludo" lo sacó de quicio (distinta hubiera sido la cosa con sólo un "viejo borracho").
Para ser justos, y a la vez figurar el desenlace de nuestro relato, el Moncho ya se había ganado fama hace algunos años por haber desmayado de una trompada a un caballo arisco.

Alfredo comenta la noticia:
-Como héroe postmoderno da bárbaro: El ciudadano de a pie sólo frente al mal, nostalgia del hombre natural, una cuota de azar.
-Discrepo, bueno, no, no exactamente -pensaba Wilmer- a mí me hace acordar al Batman taciturno de la última saga.

viernes, 8 de julio de 2011

Golpe de suerte

Nada más peligroso que un golpe de suerte, el ir por más, el exceso de confianza, el caer fuera de foco de los riesgos, el no hay dos sin tres, el aburrimiento de la deducción, el festejo por adelantado, el emborracharse (literal y metafóricamente) de gloria.
Le contestaron, con mirada cejijunta:
-Real embido.
Esta vez la mentira no funcionó. Tenía 23 para el embido y le redoblaban su apuesta inicial.
Nada más peligroso que el exceso de confianza. Respondió:
-¡Falta embido!
-Quiero: 33… y de mano… y –un desplegar en la mesa- de espadas.
Fin del juego.

Aprendió a jugar al truco a los once años de la mano de su abuelo. El viejo insistía en que ciertas primeras experiencias (sino todas) era mejor tenerlas en el juego.

Tomar esa preocupación por el "saber retirarse a tiempo" y aplicarla a esto de los blogs. Es que por ese imperativo de publicar periódicamente y de seguir publicando porque "me debo a mi público", los blogs pueden primero ceder a la irregularidad y luego agonizar tristemente. Entonces, arrancar con una bocha de posts ya escritos, incluyendo el último, y dejarlo con fecha programada.

miércoles, 6 de julio de 2011

Vocación literaria

Todo venía de unos juegos que un padre preocupado por su formación lingüística le había impuesto en la infancia o del mero aburrimiento. Primero, hombre prolífico en metáforas, empezó acotando los fines de semana sus campos metafóricos al mundo del trabajo. Es decir, él, que solía decir muchas metáforas, se autoimponía sábados y domingos decir sólo metáforas ligadas al trabajo. Como al tiempo ya le resultó fácil, volvió a acotar, esta vez al mundo del vino. Ya no le resultó tan fácil.

lunes, 4 de julio de 2011

Ciclos

-Me retiré del fútbol muy tempranamente, a eso de los nueve años, después de mi primer y único gol de palomita, sabía que eso para mí era insuperable, que después sólo podía venir la Decadencia… una aguda percepción de los propios límites personales, de los ciclos ineluctables de la gloria y el fracaso.
-Pero, Alfredo, te pregunté porqué dejaste el Syrah y empezaste a tomar vino blanco.
-Parábolas, Juan Carlos, para… bolas tristes tengo también una explicación directa.
-Hay gente que es muy dura consigo mismo –acotó Wilmer-, y con razón.
Los dos rieron, por las dudas.

viernes, 1 de julio de 2011

Fonditos de vino

Uno lo veía con ocho o nueve años escurrirse en las fiestas familiares para tomarse a escondidas los fonditos de vino que habían quedado en los vasos de los grandes y podía aventurar una especulación: Este pibe en unos años o nos sale sommelier o nos sale borracho conocido (más que alcohólico anónimo).
Pero no. El pibe se recibió de maestro mayor de obras, formó familia y alcanzó la fama regional como central de Douglas Haig de Pergamino.
Aunque tenía cierta habilidad para robar la pelota que a uno le hacía acordar esos movimientos infantiles.

miércoles, 29 de junio de 2011

La sabiduría de los mayores

-Sí, a los sordos.
Entonces semisonrisas de viejo y mal chiste.
-Le agarró un ataque de humor adolescente.
-Como a Carlitos.
-Le agarran ataques de humor adolescente todas las tardes de verano… a eso de las cuatro… hay quien dice que es nomás insolación.
-Como a Carlitos que entre la tercera y la cuarta copa lo posee el alma pérdida de una setentona de Burzaco.
Don Nicanor apartó la mirada de lo que estaba haciendo y miró con gesto ofuscado. Los ojos entrecerrados, el ceño fruncido. Reinó el silencio.
-La setentona es de Berazategui. Berazategui no es Burzaco –sentenció.

lunes, 27 de junio de 2011

La escupida de la cata

Siempre costaba convencerlo al viejo de tomarse una vacaciones, no sé si por espíritu sedentario o por vocación de austeridad. Pero esa vez la fórmula "Mendoza más un par de bodegas" paso fácil.
Lo que siempre cuenta de ese viaje (y que yo más valoro, porque secretamente lo comparto) es la imposibilidad de, luego de la cata, escupir el vino. Y sí, es una pena. Tome y siga.

viernes, 24 de junio de 2011

La no nostalgia del club

Mientras veían Luna de Avellaneda, más precisamente cinco minutos después de haber comenzado, Alfredo, que siempre tuvo sus reservas sobre el cine de Campanella, comentó:
- En el barrio nadie tiene nostalgia del club. Quizás porque agonizó demasiados años como escenario de juegos de naipes, pronósticos de quiniela y (sólo) bebidas blancas.

miércoles, 22 de junio de 2011

Laissez-faire

Emiliano Spasaldúa, hombre de clase alta (venida a menos), aferrado en sus costumbres a dicha clase (que lo había dejado ir), de rancia estirpe antiperonista, acaparaba en su hogar con exclusividad todas las funciones referentes al vino: su compra, su guarda, su ingesta.
De todos modos, tierno al fin, como inventaba excusas para colaborar en el mantenimiento del hogar (que una cierta obsesión por el orden, que una prueba de no sé qué producto para un amigo que trabajaba en una multinacional de limpieza, que el supuesto daltonismo de su esposa), también inventaba brindis para compartir con su mujer, la más liberal en cuanto a su estricta vocación de laissez-faire, laissez-passer.
Cabe mencionar que Emiliano cargaba con el karma, inconfesado, de no haber visto el gol de Maradona a los ingleses (justo hirvió la pava).

lunes, 20 de junio de 2011

Juanca para las damas

Jodido con la nostalgia en general, Alfredo era filoso con los ejemplos. Se indignaba contando que cuando ya tenía listo el relato biográfico “De galán adolescente a pelado nostálgico”, el propio Juan Carlos arruinó cualquier posibilidad de publicación al regodearse públicamente con su muletilla “'Juanca' para las damas” (Mi nombre es Juan Carlos, "Juanca" para las damas). Expresión, según Alfredo, involuntariamente insuperable en términos poéticos y literarios.
(Alfredo diría alguna vez en tono confidente que con la madurez de los años había pasado del odio callado a la comprensión indiferente, pero aún con la más buena e ingenua de las voluntades nos cuesta creerle.)
Paralelamente, unas mesas más lejos (se ve que los temas sobrevuelan por el aire), con ambiciones más sociológicas, Carlitos se “infulaba”:
- Se ve que de algo tenemos que tener nostalgia. Como tener nostalgia de los ‘70 tiene mala prensa y de los ‘90 es políticamente incorrecto, elegimos tener nostalgia de los ‘80 con sus modas horribles, sus peinados, sus camperas de corderito… y esa bebida uniforme, que cae mal… que supuestamente se disfruta a una temperatura a la que no se aprecia… que desplazó al vino de la mesa familiar. Si me fuerzan a elegir, prefiero –el siempre tan correcto- tener nostalgia internacional de los ‘60.

miércoles, 15 de junio de 2011

Brevísima historia moral de don Nicanor

Don Nicanor, que como ya sabemos por otras historias gustaba diferenciarse sutilmente de la gente de su edad, solía conducir las conversaciones en colas de bancos y supermercados a su conveniencia para rematarlas con una de sus frases hoy más recordadas:
-Ya no hay moral... hay moralina.
Uno de sus recursos más fáciles en esa sigilosa conducción, aunque parezca extraño, era la sola mención del silencioso crecimiento en la industria vitivinícola de los corchos de plástico.

lunes, 13 de junio de 2011

El gaucho ladeado

El Moncho Zapata no tenía en la vida muchas oportunidades de ser aplaudido. Así que se decidió, aprestó su mejor y único caballo con sus mejores y pocas galas y se dirigió al desfile tradicionalista (a caballo).
La Organización apostó primero por la Burocracia, alegando que la inscripción previa, que para desfilar había que pertenecer a alguna Asociación. Pero el Moncho era viejo y podía nombrar innumerables ejemplos de “desfiladores” individuales que se habían anotado sobre el pucho.
Así que la Organización tuvo que hacer su última apuesta y fue por el cansancio: 50 Asociaciones, promedio de 20 caballos y 15 jinetes por cada una, dos horas de desfile, lo puso al final.
No sabía que además de la caramañola de litro de agua, el Moncho, como en sus mejores épocas, cargaba con la bota de litro y medio de tinto para amainar la espera en la mañana de 30 grados a la sombra.
El Monchó aguantó.
Cerró el desfile a caballo el gaucho ladeado.

viernes, 10 de junio de 2011

Sinónimos opuestos

Carlitos jugaba con su padre el juego de los sinónimos opuestos que en el fondo (allá en el fondo) albergaba una enseñanza moral y estética:
-Perserverante –propone el padre.
-¡Terco!… -responde el hijo y piensa antes de seguir- Serio.
-¡Amargo!… Apasionado.
-¡Calentón!… Tranquilo.
-¡Quedado!… Impulsivo.
-¡Atolondrado!… Reflexivo.
-¡Lerdo!… Sobrio.
-¡Formal!...Alegre.
-¡¡Borracho!!...

lunes, 6 de junio de 2011

¡Blendealo!

-Es curioso, una botella de Cabernet La Hojarasca, una botella de Malbec La Hojarasca, y a mí el que más me gusta es el Cabernet Malbec.
-¡Blendealo! -cortó, seco, don Hermenegildo, que hacía un uso libre tanto del inglés como del francés, seguramente para diferenciarse de su esposa que hacía un uso groseramente fiel de ambos idiomas extranjeros.
Caras de interrogación poblaron la mesa.
-Mezclalos, chango -el apelativo local, inusual en don Hermenegildo, plantó posiciones en el comedor de la antigua casa familiar.
El tipo se quedó pensando, ensayando mentalmente explicaciones sobre el proceso en la vid, en la fermentación, en la botella, sin encontrar ninguna razonable.
-60% Cabernet, 40% Malbec, 10 remolinos de cuchara de té y silencio, mucho silencio.

viernes, 3 de junio de 2011

La correcta posición de las botellas

La posición de las botellas era asunto de extensas y repetidas discusiones entre Don Nicanor y Don Hermenegildo.
Que si parada, que si acostada. Que si el contacto o no con el corcho. Que la calidad de los corchos. Que el ángulo de la luz. Que el efecto estético de guarda o abandono. Que la mar en coche.
No estoy seguro si Don Nicanor prefería parada o acostada (creo que acostada por una remembranza, como un eco, de "precisos 30 grados").
Sí recuerdo con certeza que a Don Hermenegildo le daba exactamente lo mismo.

miércoles, 1 de junio de 2011

La setentona de Berazategui

-Con esta calor no se puede estar, siento como que se me van a reventar los juanetes.
El primo de Diego miró con cara de extrañado.
-Carlitos dice -aclaró Diego- que las noches de luna llena entre la tercera y la cuarta copa es poseído por el alma errante de una setentona de Berazategui.
-Lo bueno -dice Carlitos, luego de la cuarta copa y ya recuperado del trance- es que en general suele tener comentarios mucho más atinados que yo.
-Tuvo una muerte jodida, un tiroteo con la policía, por un asunto de drogas, parece que la agarraron con los anteojos de leer y la vieja no podía hacer foco.

lunes, 30 de mayo de 2011

Mirtha

En términos de posicionamiento político e ideológico, el Chino, dentro de los pesimistas, era de la rama de los misericordiosos. Con oriental capacidad y paciencia había logrado resumir su filosofía política en:
“Todos somos Mirtha”
Alfredo, atento, había producido su propia versión, cierto que más edulcorada, menos densa:
La chiquita Legrand que todos llevamos dentro”

viernes, 27 de mayo de 2011

Triste rozar la fama, dirán

La única vez que el ebrio Gómez rozó la fama fue aquella noche de invierno en la calle Corrientes cuando, deslumbrado por las luces de la gran ciudad, casi se tropieza con el negro Lavié.

miércoles, 25 de mayo de 2011

Otra oda a Néstor

Carlitos, a diferencia de su padre, era de un oficialismo más culposo. Quizás por haber deambulado más por los rincones del Estado. Desconfiaba de las estrategias épicas que no se traducen en tácticas eficientes, agudas, obsesivas en el detalle. Aceptaba a los burócratas militantes, hasta envidiaba su pasión partidaria, pero les cuestionaba duramente su gestión como burócratas. No podía objetar las habilidades retóricas de la presidenta pero secretamente disfrutaba más de las veleidades de payador del conurbano de Aníbal Fernández. 
Se enteró de la muerte de Néstor Kirchner sin demasiada emoción, primaron la sorpresa, la curiosidad, los devaneos sobre la incertidumbre de la historia. Sin embargo, durante ese día, en caliente, de un tirón, escribió su única obra literaria (entre muchos intentos) de algún valor:

lunes, 23 de mayo de 2011

La enseñanza de la literatura

Carlitos recordaba haber escrito un western a los nueve o diez años en un cuaderno Rivadavia (vaya uno a saber dónde quedó). Después su relación con la literatura había hecho una tremenda pausa hasta el inicio de la universidad y una vuelta a la lectura apasionada, esa de quedarse leyendo hasta entrada la noche. 
Cuando se cruzó con una de sus maestras de Lengua y Literatura vislumbró la razón del interruptus.
Concluyó que no estaba en contra de la enseñanza de la Literatura, simplemente estaba en contra de esa enseñanza.

viernes, 20 de mayo de 2011

Multiculturalismo

En La Hojarasca se había hecho carne la asunción de que la diversidad y el multiculturalismo eran, más que un deber, un pilar para la flexibilidad, la creatividad y la innovación.
Ya habían tomado varias mujeres, algunos discapacitados, un par de obesos, más de un negro, un judío y un musulmán, un tucumano, un boliviano, un brasilero, un mexicano, un norteamericano, un francés, dos coreanos, un par de gays, un travesti, un ex empleado público, un villero, un ex convicto y un ex político.
La cuestión surgió con el alcohólico en recuperación. Entiéndase bien: “En recuperación”. Con el alcohólico no había ningún problema. El tema hoy todavía se debate.

miércoles, 18 de mayo de 2011

Gestión por hilos

La llegada del nuevo dueño y su énfasis en lo provisorio como identidad de marca, sobre todo después de los cartelitos “Sala de Creatividad Estratégica” en el toilette y “Sala de Acción Política” en el comedor, confundieron a algunos que vislumbraron la llegada de la posmodernidad a la organización: descentralización, horarios flexibles, empowerment, intuición, horizontalidad, desorden creativo.
Nada más alejado de la realidad, el nuevo dueño estaba en el reflujo (permítase la metáfora marina) de la modernidad.
De la mano de su consultor de cabecera era partidario de la gestión por hilos. Repetía que las organizaciones supuestamente posmodernas caen bajo la máxima “el hilo se corta por lo más delgado”.
Al trabajar horizontalmente por equipos sin redundancia en los procesos (por una cuestión de productividad) se vuelven muy vulnerables: si falla un equipo fallan todos. Así generan culturas que oscilan salvajemente entre la dispersión (touch and go) o el stress y el suicido.
Asumida la horizontalidad pero agregada la importancia de los lazos humanos y la negociación transparente de intereses entre el individuo, el equipo y la organización, para esta gente el gerente era un tejedor y anudador de relaciones que debía explicitar las relaciones, roles y funciones dentro de la empresa y evitar que se ejerciera mucha presión sobre los hilos débiles generando anillos de contención.
La teoría era más o menos sofisticada, la práctica con eso de “Sala de Creatividad Estratégica” se había ido un poco al carajo.

lunes, 16 de mayo de 2011

Blog

Dicen que Gómez tenía blog y escribía con seudónimo. Bolazos, Gómez, camionero hasta en la política, era partidario de la escritura comprometida.

viernes, 13 de mayo de 2011

El último grito de la moda

Cuando Zoilo escuchaba el último grito de la moda se le fruncía toda la cara como queriendo cerrar los oídos. Ud. dirá que “el último grito de la moda” es una metáfora, pero para la percepción extrasensorial de Zoilo la cosa era muy distinta.
Después de tomar aire replicaba:

“Quien siga los dictados de la moda con esmero y atención tendrá una apariencia promedio pero una caligrafía extraordinaria.”

miércoles, 11 de mayo de 2011

De la calidad del vino en la preparación de las comidas

Otra de las eternas discusiones entre Don Hermenegildo y Don Nicanor versaba sobre la calidad del vino a usarse en la preparación de las comidas.
Frente a las posiciones más heterodoxas que justificándose en la acción del calor abrían un amplio campo de posibilidades en cuanto a calidad (permitiendo incluso un cierto berretismo gastronómico), Don Nicanor recalcaba que la esencia del vino permanece, que si nos tomamos el trabajo de hacer una buena comida bien vale la pena meterle un vino de buena calidad.
Como es de esperar, a Don Hermenegildo le daba más o menos lo mismo e introducía relatividades por donde quiera, por el tipo de preparación, por el tipo de comida, por el vínculo con los comensales, por el momento del mes (cuestión de la durabilidad de los salarios), y así.

(Consultado sobre la cuestión, Wilmer, haciendo gala de su "pragmatismo elegante", sentenciaba:
-Se cocina con el vino que se servirá luego, la apertura de una segunda botella depende de muchas otras variables que tornan poco práctico incluir la probabilidad de ese evento en la decisión inicial.) 

Hubo gente (desquiciada) que osó desafiar a Don Nicanor a reconocer la calidad del vino en una comida.
Don Nicanor no sólo reconoció la calidad del vino sino que también acertó el varietal y la marca (no se menciona si el año).
Las malas lenguas dicen que lo embocó porque tenía un arreglo con el chino, dueño del supermercado homónimo, que como ya sabemos es de prenderse en estas jodas.

lunes, 9 de mayo de 2011

Sueños (de la razón)

Se puso a explicar la relación entre el gusto a madera y la madera "real" (algo con moléculas, iones, fenólicos, ácidos y polímeros) hasta que vio el blanco mármol en las caras de los presentes y el frío vidrio en el rosario de ojos concentrados.
Empezó a recordar la serie de confusos accidentes que rodearon la partida del hijo de puta que explicaba los chistes.

viernes, 6 de mayo de 2011

Mercachifles

Existen mercachifles de libros viejos, señores de barba blanca, que van a la casa del difunto por pedido de sus herederos a revisar la biblioteca amarillenta para verificar si no hay algo que se pueda rescatar, algo de valor que se pueda vender por una moneda.
La Hojarasca había firmado un contrato con el gremio que los agrupa. Recibía así lo que los arqueólogos descartaban: tomos de viejas ediciones del código civil, libros de mecánica popular, manuales de bordado, Azorines, Amalias, Segundos Sombra...
Con sus hojas, preservando la letra impresa, se confeccionaban las cajas de seis botellas y alguna que otra etiqueta.
No era tanto una declaración ecologista como un postulado sobre el libro: No hay valor per se en el libro (vamos sí se publica cualquier cosa); la letra de molde, las tapas, el lomo, toda esa cosa es tan perecedera como cualquier otra.

Y ya vendrán nuevos mercachifles a descartar lo que hoy sobrevivió por la ilusión de una moneda.

miércoles, 4 de mayo de 2011

"Política" de productos

Llegados los primeros éxitos, la mesa directiva de La Hojarasca debió encarar el debate sobre su gama de productos: si más productos, si productos diferenciados como blends o como varietales.
El nuevo dueño señaló:
-El varietal le otorga al consumidor la posibilidad de elegir invocando un saber, no se compra una fórmula cerrada como en el blend sino que se ostenta un gusto diferencial: “Me gusta tal varietal, no me gusta cualquier cosa”. A su vez, la variedad de productos potencia el efecto de saber hacer.
El viejo gerente replicó:
-Cada cepa nueva implica una nueva inversión, cada marca nueva también es un nueva inversión… aunque menor eso sí.
El nuevo dueño, dubitativo, con pausas:
-La nostalgia… la moda… la fugacidad… la diferencia… la filosofía de la empresa.
Soplaron aires de reflexiones profundas y silenciosas.
Un blend nuevo bajo la misma marca cada dos años.

lunes, 2 de mayo de 2011

Reconocimientos institucionales

Interrumpimos los modos habituales en nuestras páginas para compartir con Uds. los reconocimientos recibidos en estos primeros tres meses de existencia:
- Premio a la “Liberación Cultural” del Club Nudista “Ese Chiflete”, Rada Tilly, Chubut, Argentina.
- Declaración de “Interés Profesional” por la Asociación de Fotógrafos y Camarógrafos Sociales del Tercer Cordón del Gran Buenos Aires (Argentina): “Entre el registro documental y el gesto estetizante”
- Premio a la “Buena Letra” de la “Lista Mora (y viceversa)” del Círculo de Jubilados Tipógrafos del Barrio de La Imprenta, Buenos Aires, Argentina.
- 1º Mención por la “Integración Ecológica” de la Asociación de Profesionales del Waterpolo Silvestre, Iberá, Corrientes, Argentina.
- Premio a la “Trayectoria Displicente” de la Asociación Tradicionalista “Marcadores de Punta que Defiendan”, estación Mac Allister, Santa Fe, Argentina.
- Premio a la “Iniciativa Privada” del Movimiento Anarquista de Bibliotecarias de la Costa Uruguaya.
Próximamente fotos de los eventos de entrega embellecerán estas páginas.

viernes, 29 de abril de 2011

"Política" del vino

Carlitos era tan “progresistamente” correcto que estaba a favor de la legalización de la marihuana pero en contra de la venta de analgésicos en kioscos, que gastaba ingentes sumas de dinero en vino para quedar bien con sus amigos sociólogos, psicólogos y comunicólogos pero recelaba políticamente del champagne.

miércoles, 27 de abril de 2011

Consejos

Carlitos, que era enemigo acérrimo de dar consejos que no han sido pedidos y que veía venir la incursión desubicada de una lengua soltada por el alcohol (bajo la excusa de…), plantó bandera con el chiste preventivo:
“Como dijo Peperino, se reconoce desde lejos al hombre que ilumina a sus amigos en la senda del señor: Es aquel que lleva la linterna.”

lunes, 25 de abril de 2011

La censura a flor de piel

"Estimados lectores:
Esta vez este espacio editorial da lugar a la despedida. Éste es el último número de El hombre y la medicina. Esta publicación que juntos vimos crecer durante más de diez años les dice adiós.
Como comunidad supimos construir un espacio donde convivían en columnas abstractas y módicos avisos las más variadas corrientes de la medicina y el cuidado del hombre. En nuestra época de esplendor (hoy mucho más distante emocionalmente que cronológicamente), te metíamos cuarenta avisos y cinco publinotas por número, se había hecho tradición que los padres regalaran el primer año de avisos a sus hijos recién diplomados y hasta obtuvimos la declaración de interés municipal.
Pero algo se quebró.
Supongo que todo empezó ese día que un desafortunado colaborador sugirió avanzar en una línea editorial que diese espacio a los testimonios de la gente. 'Acercar la salud a nuestros lectores a través de los testimonios.'
Ahí la cosa se pudrió.
No fuese sólo que nos enteramos de que la homeopatía curaba el cáncer o que la osteopatía sanaba los ataques de pánico, resfriados eran curados por kinesiólogos, dolores de espalda por podólogos y espasmos estomacales por dentistas, problemas de sobrepeso era solucionados por oftalmólogos, el tabaquismo desaparecía a manos de radiólogos y el alcoholismo a manos de bioquímicos, las depresiones eran purgadas por proctólogos y así.
Tras la pérdida de los anunciantes de las ramas más tradicionales de la medicina, nuestra política editorial, necesidades financieras de por medio, no hizo más que acentuar la pérdida de neutralidad. ¿Error? Quizás.
La decisión de cerrar la publicación maduró la noche del 20 de septiembre. Cuando los miraba irse desde el piso con el único ojo que podía entreabrir y escuchaba con alguna parte del cuerpo (las orejas no funcionaban, una sobre el piso, la otra bajo una baldosa; probablemente escuchaba con la espalda sensibilizada por los flamantes moretones): 'Gordo puto, dejate de joder o sos boleta'.
Ahí empecé a sospechar que el pisotón del doctor Rodríguez Larreta en la cola del banco no había sido producto de la casualidad, que el largo rayón en el auto no había sido la indeseada consecuencia de una mala maniobra de estacionamiento, que la pintada 'Gordo puto, dejate de joder o sos boleta' en el frente de mi casa estaba dirigida a mi persona a pesar de no coincidir con mis características corporales o con mis preferencias sexuales, que el incendio de mi hogar no había sido fruto del aterrizaje de una cañita voladora perdida, que las patadas en la cabeza de estos muchachos no eran un ejemplo más de la ola de inseguridad."

viernes, 22 de abril de 2011

Los repositores antropólogos de La Hojarasca

La Hojarasca solía reclutar a sus repositores de supermercado entre estudiantes de antropología. Ellos dicen que por una sofisticada estrategia de marketing basada en aprovechar sus habilidades en la observación del comportamiento de los humanos (en este caso, específicamente de los compradores en el supermercado). Las malas lenguas dicen que los contrataban simplemente porque les salían más barato.
La leyenda empresaria, que las hay, adjudica a estos repositores la creación de exitosas estrategias como:
-          La colocación de las botellas con un leve giro que dejaba oculta un 30% de la etiqueta. Estrategia que les permitió capturar la atención de los obsesivos del orden y que algunos prejuiciosos reclamaban como el único factor del éxito de la marca en la comunidad japonesa.
-          Una ubicación aparentemente desordenada de las cajas de regalo que citaba los desafíos del Tetris.
-          La distribución del material promocional en un ángulo levemente desviado respecto de las botellas proponiendo una perspectiva bizca.
Si bien a primera vista puede parecer que los segmentos de clientes a quienes estaban destinadas estas estrategias son muy reducidos, en un mercado tan atomizado entre tantas ofertas, capturar el 5% del mercado conformado por los obsesivos del orden + el 3% constituido por los jugadores compulsivos de Tetris + el 2% representado por los bizcos (claro que) no es poco.

miércoles, 20 de abril de 2011

Recorridos caprichosos

Ya se ha dicho que el ebrio Gómez se formó literariamente hablando mediante la escucha de audiolibros en su viejo Scania rojo con acoplado.
De su triple condición (ebrio, camionero, autodidacta) se entiende que sus recorridos literarios (y dale con la metáfora del viaje) no podían ser más que caprichosos.
La enumeración puede ser ilustrativa:
-          Si eligió el Quijote para Curitiba-Ushuaia fue porque apostó a pasar por los primeras turbinas eólicas cuando el episodio de los molinos.
-          A la altura de Tacuarembó, le gustaba escuchar a un tal Chambouleyron cantando la duda de un tal Betinotti.
-          Siguiendo por la misma ruta, tenía un extenso conocimiento de la literatura uruguaya ya que los gobernantes del país oriental han tenido la buena costumbre de sembrar su geografía con sus mejores nombres.
-          En un viaje a Lima se escuchó todas las tradiciones de Ricardo Palma, gran escritor, gran intelectual y gran político, virtudes que, a pesar de la creencia popular, no necesariamente van juntas en Perú ni en ningún otro lugar del mundo.
-          Yendo a los argentinos, apuntaba a pasar por Mercedes escuchando las anécdotas de Hernán (los llamaba por el nombre, intimidad que sólo se gana con los kilómetros), llegaba a Chivilcoy escuchando un relato de Julio, pasaba por Bragado sintiendo los minuciosos detalles de La Potra de Juan, llegaba a Villegas de la mano de Manuel, se perdía en Pringles siguiendo las referencias de César.
-          Justificó la relectura de Juan José (no era en general de releer y lo decía) en la necesidad de combatir el frío de la estepa patagónica, y, como lógica consecuencia, conoció el humor negro de la literatura finlandesa recorriendo rutas subtropicales.
Sesgos del método, ignoró la obra fantástica de escritores porteños hasta que pudo educar el ingenio para las excusas:
-          Eligió errarle a una bajada de la autopista para conocer los barrios de Alejandro (aunque no eligió perderse en Parque Chas).
-          Borges fue una experiencia de madurez. Sí, a Borges lo trataba por el apellido, a pesar de los kilómetros juntos.

lunes, 18 de abril de 2011

Musas

Y era de esos personajes que permitía desplegar el estilo Barrenechea en toda su fuerza:
-“Había sido criado con tanto desgano que para él 'la sonrisa de mamá' era apenas una enigmática canción de Palito Ortega.”
-“Era tan tímido para el enojo que resoplaba para adentro”.
No era una musa griega, ninguno de los dos, por diferentes razones, pero su relación artística rememoraba parejas más célebres (Dalí-Gala, por quedarnos con la más obvia).

Oído popular

-La gorda Barrenechea no es una chusma cualquiera, no se limita a repetir el rumor conservando la enunciación impersonal, ella lo trabaja con sus propios códigos retóricos. Inventa sus fórmulas. Cita los grandes textos de la cultura... nada, sí, su prosa audaz en este barrio es como tirar margaritas a los chanchos, una flor en el páramo, una botella de La Hojarasca El Sulky en el bar de la rubia -se decepcionaba Wilmer.

jueves, 14 de abril de 2011

Curros

Para seleccionar al gerente de Marketing el menor de los Zavaleta recurrió a una estrategia que luego demostraría su eficacia. En la entrevista de selección, lo único que hacía era pedirles a los candidatos que en treinta minutos listaran los diez curros más importantes del marketing.
El ganador listó así:

Los 10 curros más importantes del Marketing

El marketing es un saber social al que se le exigen resultados efectivos, en el más monetario de los sentidos. Posición compleja. Sendero delicado entre los abismos de la candidez y el cinismo, de la demostración y la argumentación, de la creatividad y el rigor sistemático, de la seducción y la mentira, del saber formalizado y la sanata (¿o zanata?).
Por eso, toda lista de curros no deja de ser personal. Mi top ten es:

  1. Las siguientes presentaciones personales: “psicólogo de marcas” (¿lacaniano? ¿freudiano? ¿sistémico? ¿diván o escritorio?), “coach ontológico” (lo bancaría más si fuese fenomenológico), “cool hunter”, “asesora de compras”.
  2. El spanglish, ah, sí, aburren. No son más expertos por meter una palabra en inglés cada tres en castellano, sobre todo sí son acompañados por sendos “culturizar” o “recepcionar” o por esas mágicas sumatorias como la de “Psicosociología” Laboral.
  3. La jornada gerencial outdoors. Sí, no lo dude más, eso no es laburar, es joda, lo he visto.
  4. El estudio/contacto antropológico entre los chicos de marketing y los clientes, soportado por la consultora. Ay, muchachos, para conocer pobres el tren sigue siendo una forma más barata y bastante segura.
  5. El sponsoreo. Sí, señores, sepanlo, escuchen auditores, 82% de las razones de sponsorear pasan por las ganas de sus gerentes de marketing de codearse con artistas y deportistas, invitar a sus amigotes sin poner un mango y, cuándo no, manosear una joven promotora.
  6. La medición del valor de la presencia de la marca en la prensa o en los eventos deportivos como si fuesen avisos publicitarios. NO es equivalente señores. Está muy bien hacer prensa, pero no lo midan en plata.
  7. La educación en el marketing. El problema no es que justo las universidades más prestigiosas no den carreras de marketing (eso no hace más que reflejar sus recelos platónicos hacia las artes del convencer). Tampoco es la comentada baja exigencia de sus cursadas. Tampoco la existencia de tanto curso escaso de fundamentos. El problema es el ilusionismo de ciencias duras que plantean sus programas. Vamos, che, Contabilidades, Análisis Matemáticos, Estadísticas, y ni una Psicología, ni una Sociología, ni una Historia, ni dentro de las Económicas una Teoría de las Decisiones o una Behavorial Economics (al menos porque hoy es marketineramente correcto hablar de multiculturalismo). Tanto cálculo para después adorar a tres gurúes como buenos trobianos.
  8. El neuromarketing. En mi soberana ignorancia la aplicación de la neurología al marketing me suena tan distante como la de la mecánica cuántica, pero eso no me choca tanto como el nombre con el supuesto prefijo dando un aire de cientificidad. ¿Por qué no un “economarketing”, un “sociomarketing”, un “antropomarketing”, o un “psicomarketing”? Aunque pensándolo bien un “psicomarketing” estaría muy bien.
  9. El stress. Ah, sí, cuántas veces perdonamos que las cosas se hacen mal sólo porque estaban demasiado apurados. Cuánto inútil disimulado por la velocidad.
  10. La lista. Esa promesa de asir la cosa de una vez por todas y para siempre. Las “tres” claves para el santísimo éxito, las “cuatro” patas del liderazgo sobre los RR.HH., las “cinco” pasos para bailar a la competencia, los “seis” vestiditos para seducir al cliente, los “siete” recursos para romper las reglas, las “ocho” maneras de ganarle a la suerte, las “nueve” formas de serrucharle el piso a su jefe , los “diez” curros del marketing.
PD: Recuerde: “El apalancamiento de la gestión del capital humano potenciado por la sinergia entre la flexibilidad y la horizontalidad le brindará a su empresa la energía del empowerment necesaria para dar un salto de calidad hacia el carajo”

miércoles, 13 de abril de 2011

Negra y oscura noche

A partir del polémico éxito de "El Bosque" decidieron seguir apostando a horadar esos retazos de literatura o folklore popular (y luchando secretamente contra los refranes en los sobrecitos de azúcar).
La serie siguió con “Avanzaban oscuros por la noche”. En este caso, el extenso nombre del blend citaba un verso de Virgilio: “Ibant obscuri sola sub nocte per umbram”, un (académicamente) conocido (y hermoso) caso de hipálage.
En la contraetiqueta, la suburbial paráfrasis, a modo mensaje de texto, rebosaba de ambigüedad: “S levantó (una) negra y oscura ((en) la) noche.”

lunes, 11 de abril de 2011

El creativo de La Hojarasca

Tenía un pasado curioso: estudiante de Letras, hippie por Latinoamérica, estudiante de Enfermería y artista y vendedor en transporte público, enfermero en hospital público, artesano con éxito on-line, vendedor en local de quiniela y creativo publicitario part-time.
Lo cierto es que le dio a la marca un estilo distintivo.
Valgan como ejemplo: "La Hojarasca. Donde el viento nos amontona", "Producto frágil: susceptible al viento de otoño", "Vinos La Hojarasca: Hijos del Viento, del romance efímero y violento entre el Viento Suspicaz y la Arboleda Ensimismada".
Ni hablar de las etiquetas.

Decía que el arte del creativo publicitario era muy parecido al del bloguero/twittero: El impacto, la brevedad, la sonrisa leve, la pretensión de masividad. Eso sí, egoísmo por un lado, egocentrismo por otro.

viernes, 8 de abril de 2011

Apuestas III o la tosudez del Pocho

En casa, de chicos, nunca tuvimos perros. Decía la vieja que los perros se mueren pronto, que para qué sufrir de niños la muerte.
Comprobé con los años, por acumulación de experiencias cercanas, que los perros más leales son aquellos adoptados de la calle.
Nos cruzamos con el Pocho una mañana cualquiera. Me siguió en una de esas caminatas matinales de las que los médicos te recomiendan por la artritis. Lo convencí de que se viniera a casa, agarró viaje, previo obligarme a una apuesta. A esa altura de mi vida la carrera me pareció justa, no me quedaba tanto.
Pasan los días, pasan los años, pasan las décadas; vienen los médicos y los veterinarios, vienen los diarios y la televisión, viene la chica del libro Guiness; y el Pocho y yo seguimos, de puro tercos, tirando.
A veces le atribuyo gestos y actitudes humanas, supongo que para ilusionarme con la reencarnación, sobre la cual bromeamos asiduamente (bromeamos, para ser exactos, con nuestra reencarnación cruzada).

miércoles, 6 de abril de 2011

Propuesta turística integral

Como nuevo dueño de La Hojarasca, el menor de los Zavaleta supo imbuir a la bodega de su sutil ironía sobre la nostalgia campestre (que en verdad no hacía más que expandir la tradición familiar).
Al tomar posesión de la bodega, anduvo dando vueltas varios días por el asunto del turismo vitivínicola. Finalmente, decidió potenciarlo incorporando la participación de los turistas en el trabajo de la cosecha, la elaboración, el embotellado, el empaquetado, etcétera, etcétera, etcétera.

lunes, 4 de abril de 2011

El Bosque II (el regreso)

“Engañada, ruborizada, abrumada, Carmín sintió que no podía seguir, ni volver atrás, ni irse. Buscó refugio en su familia y fue expulsada a cachetazos.
Por suerte había leído mucha literatura del siglo XIX y decidió (lo importante en estos casos es tomar una decisión) internarse en el ascetismo. En el breve lapso de dos años, transitó las profesiones ascéticas imprescindibles: fue monja, fue bibliotecaria, fue despostadora de conejos, fue empleada de limpieza en un telo, fue recepcionista en el juzgado de faltas, fue administradora de consorcios.
Y caminó las calles nuevamente, toda vestida de blanco y carmín, de hilo y de lino, de capucha y zapatos al tono.
Primero cayeron seducidos los locos, luego los borrachos, luego los poetas, luego los escritores de ficción, luego los académicos, luego los creativos publicitarios, luego los diseñadores gráficos, luego los chicos de sistemas, luego los repartidores de diarios, luego los vendedores de sistemas de potabilización de agua, luego los viajantes, luego los agentes de prensa, luego los jueces y gobernantes.
Carmín podía decidir.”
Fueron 100 botellas de “La Hojarasca Carmín”: un Cabernet Syrah (no me pregunten los porcentajes porque no se saben) joven pero maduro, un vino rojo intenso con reflejos oscuros, firme en boca, de cuerpo turgente, con recuerdos de cassis, pimienta negra y cuero.

jueves, 31 de marzo de 2011

Estela, Edgardo Luis y Edgardo Mario

"Querida Estela:
Le escribo este correo electrónico para confirmarle mi disertación en nuestra Casa de la Cultura que Ud. ha sabido presidir por tantos años. Puedo ratificarle también su título: 'Los procesos de consagración en la literatura argentina contemporánea' y su índice:
-         ' La aleatoriedad en los procesos de creación literaria
-          Cita, plagio, traición: algunos desplazamientos
-          Impresión y publicación: el delicado equilibrio entre el apoyo público y la corrupción privada, la extorsión como oportunidad
-          Los premios: la creación de la diferencia cualitativa
-          Los premios: agentes de prensa, relaciones públicas, lobby (o relaciones privadas)
-          Digresión: pedofilia femenina en talleres de barrio'
La coincidencia espacio-temporal con la visita, premiación y conferencia de mi hermano Edgardo Luis no es, como Ud. ha declarado en algunos medios, "una provocación gratuita", “el rebuzno de un perdedor”, “el capricho de un fracasado”, “la bronca de un inadaptado”. Mi disertación es una propuesta de intercambio artístico y diálogo productivo que espero esta vez la institución sepa valorar.
Y si nuevamente no tienen a bien abrir las puertas y ni siquiera ofrecen una sombra en el patio y ni siquiera se bancan el megáfono en la vereda, por lo menos consideren avisar con oportuna anticipación a los uniformados. De tal manera, podrán venir portando sus modernos escudos antimotines. Recuerdo nuestra última conversación y retorna a mi conciencia un remordimiento (pequeño) burgués por correr a botellazos limpios a un pobre hombre, cuyo único pecado ha sido asumir plenamente su vocación de vigilante, por nuestras vanidades culturales.
Te saluda cordialmente,
Edgardo Mario"

miércoles, 30 de marzo de 2011

Filosofía del sacrificio

Don Hermenegildo cuando paseaba por las sierras gustaba decir: “Si me voy a caer de culo que sea por una razón que lo amerite”.
Reflexionaba en pendiente: Se sabe que de intenciones a consecuencias hay un trecho. Pero mi duda es más específica: Si, nos, los jubilados, venimos a las sierras "a pesar de" o "a causa de" el riesgo de caída... Exceso de confianza... Ganas de probarnos que los años no pasan tan rápidamente. (Y encima se me ocurre almorzar con vino).


Parece que esa experiencia lo tenía particularmente obsesionado. Uno de sus elogios enológicos y gastronómicos preferidos era: “Con ese olorcito, caerse de culo es poco”.

Hablando de la experiencia, era un ferviente detractor de la experiencia personal como baluarte argumentativo. Todavía se comenta una intervención suya donde le paró el carro al viejo Spasaldúa. De repente intervino en una discusión de la que venía siendo testigo:
-Me parece que su modo de argumentar está tomando por un camino peligroso. Ud. se cree con más derecho a opinar sobre Estados Unidos porque ha vivido allí, se cree dueño de “la posta” sobre la inseguridad porque ha sido víctima de dos delitos, se cree poseedor de la verdad sobre la paternidad porque ha sido padre. Bueno, si ha de ser consecuente, la próxima vez que vaya a opinar sobre la homosexualidad asegúrese, antes, de haberse hecho ro… de novio por un muchacho conocido.

lunes, 28 de marzo de 2011

La Hojarasca no produce vinos de guarda

Y sí, la gente de este blog consume La Hojarasca.
"Un vino sin pretensiones de permanencia". (La mesa creativa prefirió "permanencia" a "eternidad" -o sea, "sin pretensiones de eternidad"-, que fue descartado por más obvio y rimbombante, aún en su versión gauchesca: "eternidá".)
Apenas el rastro (estéticamente discutible) de un movimiento (estéticamente discutible).
Y sí, todas las hojas son del viento, como cantaba el Flaco.

sábado, 26 de marzo de 2011

El bosque

A un blend que les salió medio fuerte lo bautizó “El Bosque”.
Como homenaje a un cuento de un amigo que siempre le había gustado, homenaje que expresaba también su profunda atención y su profundo desdén por esa versión de la cultura popular que persistía en los sobrecitos de azúcar (esa cosa inmovilizadora, conservadora del refrán, que todo lo explica, que todo lo cierra, como decía Oscar).
Ah, el cuento, como se supondrá, en la contraetiqueta:
“Carmín y Charol fueron al bosque.
Sólo Carmín volvió, sucia de deseo.
Ya no es linda Carmín así, manchada.”

miércoles, 23 de marzo de 2011

La guarda

La había recibido como obsequio a los veintipico. Quizá por imagen de cara, quizá por cierto recuerdo de la muchacha que se la regaló, decidió guardarla.
La dejó, en principio, al fondo de un cajón de su cuarto, fresco, sin luz.
Pasaron tres mudanzas, cambiaron los cajones, pasó el casamiento, llegaron los chicos.
Hasta que un día leyó que no todos los vinos son de guarda, que en general alcanzan su mejor expresión a los dos o tres años.
Perplejo. No quiso mirar, no quiso preguntar, para qué sacarse la duda.
Un motivo más para que siguiera guardada.

lunes, 21 de marzo de 2011

El menor de los Zavaleta

El menor de los hermanos Zavaleta se fue del pueblo de una manera algo extraña.
Jugando (de esos juegos entre hermanos mayores y menores que nunca se sabe) sus hermanos mayores lo ataron a un cajón de madera, que hacía las veces de sulky, tirado por uno de los perros de la familia.
Parece que el perro se asustó o algo así, o que pasó un auto, o que justo sonó un cuete, la cosa es que con sus cinco años el menor de los Zavaleta partió raudo.
Volvió veinte años después, farmacéutico y con negocio propio.
(Sus padres adoptivos años después de contarle sobre su condición de adoptado eligieron detallarle las circunstancias... que, después de la duda, de la cuestión de la legalidad, pesó finalmente el argumento de cómo podía ser que un chico llegue a esa cruel circunstancia -nunca se supo cuánta distancia recorrió-).
Y adoptaron al chico y al perro.
A sus veinticinco años, el menor de los Zavaleta como volvió se fue, apenas dos días después.
A los cincuenta años, heredó de sus padres adoptivos la bodega familiar y con cierto sentido de la ironía sobre su propio pasado eligió denominar a uno de sus vinos premium El Sulky.
Su analista decía que había logrado una relación sana con su pasado.
(Consultado sobre el asunto, Alfredo decía que eso de hacerse llamar “el menor de los Zavaleta” parecía ser más una de sus típicas propuestas irónicas sobre el origen -sino del vino de sí mismo- que un acontecimiento verídico.) 

viernes, 18 de marzo de 2011

Así somos los argentinos

María de las Mercedes Cárdenas, lectora intensiva de las publicaciones periódicas en su versión on line, reposteaba indignada en su Facebook esta nota levantada del sitio de La Nación que le reenviara un amigo:
Comentaba debajo:
“Uno podría optar por la réplica correcta y regodearse en los errores metodológicos de una pregunta de este tipo y su atomización. Preguntado como está ("¿Cuál es la comida que menos te gusta?"), si de 100 tipos, 10 eligen el mondongo como lo que menos le gusta, 9 el hígado, 9 el coliflor, 8 el roquefort, 8 la morcilla, 7 la polenta, 6 los chinchulines (y así con muchos otros productos bajando las menciones por cada uno), el mondongo gana como lo que menos gusta aunque a los otros 90 les encante. La otra cuestión obvia es la muestra.
Pero yo prefiero creer en los resultados y pensar que los argentinos somos de una amorfidad gris que no nos gustan los sabores fuertes, ni lo muy exótico ni lo muy autóctono, ni lo muy nuevo ni lo muy viejo, ni las texturas muy jugadas, ni lo muy consistente. Así somos los argentinos, o al menos los lectores de La Nación, o al menos los lectores de Joy, o al menos los lectores on line de Joy, o al menos los lectores de Joy que contestan encuestas estúpidas, o al menos los periodistas que se le ocurren este tipo de encuestas, o al menos el editor que titula este tipo de notas, o al menos el jefe de estos que no decidió echarlos a todos de una patada.”

Dado el último punto, autobrindaba con una copita de un vino patero que le trajera un cura amigo desde Salta.
Su hijo Emiliano esta vez no hizo comentarios en Facebook, ni siquiera puso “me gusta”.

miércoles, 16 de marzo de 2011

Pócimas y conjuros

Cuando era pibe, Carlitos tuvo un sano coqueteo grupal con la noche, el misterio, el silencio y la inmensidad. Un par de viernes el grupo (mixto) cambió el boliche por una excursión de algunas horas a la quinta abandonada de los Álvarez.
Uno de esos viernes de junio la sensación térmica bajó más de lo pensado, orillando los cero grados. A uno se le había ocurrido llevar vino, cosa rara para la edad promedio del grupo y para una época donde el vino no tenía onda. A otro se le ocurrió, dado el tintinear general de dientes, calentarlo brevemente.
La pócima esa vez funcionó plenamente, pero Carlitos nunca más volvió a tomar vino caliente.
Primero, porque pasaron muchos años antes de que el vino se ganase a sus círculos de confianza; segundo, porque cuando eso sucedió la bebida llegó con la prohibición social de calentarse; tercero,
por no desafiar a sus recuerdos…
            un vaso de acero tibio en su contexto, en su tiempo, en su situación…
            en sus acurrucarse…
            en el roce de un suéter que prometía una piel aún más suave y                                     cálida…
por no evocar el suéter…
lana de alpaca…
     (con “a”, con la boca abierta, generosa, adolescente,           arrebatada)
blanca…
                             (como los pechos de)
Marta.