viernes, 11 de marzo de 2011

Rituales y fútbol

De la noche del vino caliente, rescatamos la siguiente historia:
Es sabido que los dirigentes del fútbol argentino han vendido hasta el alma al diablo. No extrañó entonces que decidieran poner precio al esparcir las cenizas del difunto hincha en la cancha del club de sus amores. El costo, bajo excusa de “gastos de logística”, no hizo más que acrecentar el interés.
Es conocido también que 2012 fue el año de dos hechos tan fulgurantes como previsibles:
-          El éxito (calidad de por medio) de Lácteos Barraza.
-          Una serie de catástrofes naturales largamente anunciada: Tsunamis Financieros, Picos de Colesterol, Hipertensiones, Profundos Valles Depresivos.
Fue así que la cantidad de fallecimientos en 2012 superó largamente a la de otros años. En ese contexto, la acumulación durante el campeonato de partidos, prácticas y espectáculos musicales llevó a postergar las despedidas fúnebres y fútboleras para el verano.
Vamos llegando así al meollo de la cuestión, al momento decisivo.
Ya a fines de enero el canchero notó algo extraño, pero era un tipo que había hecho carrera a fuerza de no cuestionar órdenes.
Fue, cualquiera lo recuerda, la tardecita del domingo 3 de marzo de 2013. Ese día los primeros espectadores en llegar al estadio de Boca Juniors pudieron ver un tono gris algo extraño entre el césped brillante, un color distinto asomándose en el suave manto. Cuando se prendieron las luces, todo el estadio notó una luz espectral subiendo desde el pasto.
El fútbol argentino ya no volvió a ser el mismo de antes.

3 comentarios:

  1. Hay dos tipos de figuraciones del Apocalipsis en la cultura contemporánea: en las que la gente hace cola y en las que no.

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  2. Puede ser. Otra es que dependa del tipo de tarjeta de crédito, como los salones VIP del aeropuerto, no lo sé.

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