miércoles, 30 de marzo de 2011

Filosofía del sacrificio

Don Hermenegildo cuando paseaba por las sierras gustaba decir: “Si me voy a caer de culo que sea por una razón que lo amerite”.
Reflexionaba en pendiente: Se sabe que de intenciones a consecuencias hay un trecho. Pero mi duda es más específica: Si, nos, los jubilados, venimos a las sierras "a pesar de" o "a causa de" el riesgo de caída... Exceso de confianza... Ganas de probarnos que los años no pasan tan rápidamente. (Y encima se me ocurre almorzar con vino).


Parece que esa experiencia lo tenía particularmente obsesionado. Uno de sus elogios enológicos y gastronómicos preferidos era: “Con ese olorcito, caerse de culo es poco”.

Hablando de la experiencia, era un ferviente detractor de la experiencia personal como baluarte argumentativo. Todavía se comenta una intervención suya donde le paró el carro al viejo Spasaldúa. De repente intervino en una discusión de la que venía siendo testigo:
-Me parece que su modo de argumentar está tomando por un camino peligroso. Ud. se cree con más derecho a opinar sobre Estados Unidos porque ha vivido allí, se cree dueño de “la posta” sobre la inseguridad porque ha sido víctima de dos delitos, se cree poseedor de la verdad sobre la paternidad porque ha sido padre. Bueno, si ha de ser consecuente, la próxima vez que vaya a opinar sobre la homosexualidad asegúrese, antes, de haberse hecho ro… de novio por un muchacho conocido.

2 comentarios:

  1. Jajaja, muy certero Don Hermenegildo. Seguro dejó sin palabras a Spasadúa (y sin ganas de discutir sobre orientaciones sexuales varias).

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  2. Sí, "muy certero", su adjetivo es inmejorable. El viejo Spasaldúa hubo de ensayar una finta y cambiar de tema. Yo, ni bien tengo oportunidad, cito el argumento de Don Hermenegildo. Le aseguro que no falla.

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