miércoles, 20 de abril de 2011

Recorridos caprichosos

Ya se ha dicho que el ebrio Gómez se formó literariamente hablando mediante la escucha de audiolibros en su viejo Scania rojo con acoplado.
De su triple condición (ebrio, camionero, autodidacta) se entiende que sus recorridos literarios (y dale con la metáfora del viaje) no podían ser más que caprichosos.
La enumeración puede ser ilustrativa:
-          Si eligió el Quijote para Curitiba-Ushuaia fue porque apostó a pasar por los primeras turbinas eólicas cuando el episodio de los molinos.
-          A la altura de Tacuarembó, le gustaba escuchar a un tal Chambouleyron cantando la duda de un tal Betinotti.
-          Siguiendo por la misma ruta, tenía un extenso conocimiento de la literatura uruguaya ya que los gobernantes del país oriental han tenido la buena costumbre de sembrar su geografía con sus mejores nombres.
-          En un viaje a Lima se escuchó todas las tradiciones de Ricardo Palma, gran escritor, gran intelectual y gran político, virtudes que, a pesar de la creencia popular, no necesariamente van juntas en Perú ni en ningún otro lugar del mundo.
-          Yendo a los argentinos, apuntaba a pasar por Mercedes escuchando las anécdotas de Hernán (los llamaba por el nombre, intimidad que sólo se gana con los kilómetros), llegaba a Chivilcoy escuchando un relato de Julio, pasaba por Bragado sintiendo los minuciosos detalles de La Potra de Juan, llegaba a Villegas de la mano de Manuel, se perdía en Pringles siguiendo las referencias de César.
-          Justificó la relectura de Juan José (no era en general de releer y lo decía) en la necesidad de combatir el frío de la estepa patagónica, y, como lógica consecuencia, conoció el humor negro de la literatura finlandesa recorriendo rutas subtropicales.
Sesgos del método, ignoró la obra fantástica de escritores porteños hasta que pudo educar el ingenio para las excusas:
-          Eligió errarle a una bajada de la autopista para conocer los barrios de Alejandro (aunque no eligió perderse en Parque Chas).
-          Borges fue una experiencia de madurez. Sí, a Borges lo trataba por el apellido, a pesar de los kilómetros juntos.

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