jueves, 14 de abril de 2011

Curros

Para seleccionar al gerente de Marketing el menor de los Zavaleta recurrió a una estrategia que luego demostraría su eficacia. En la entrevista de selección, lo único que hacía era pedirles a los candidatos que en treinta minutos listaran los diez curros más importantes del marketing.
El ganador listó así:

Los 10 curros más importantes del Marketing

El marketing es un saber social al que se le exigen resultados efectivos, en el más monetario de los sentidos. Posición compleja. Sendero delicado entre los abismos de la candidez y el cinismo, de la demostración y la argumentación, de la creatividad y el rigor sistemático, de la seducción y la mentira, del saber formalizado y la sanata (¿o zanata?).
Por eso, toda lista de curros no deja de ser personal. Mi top ten es:

  1. Las siguientes presentaciones personales: “psicólogo de marcas” (¿lacaniano? ¿freudiano? ¿sistémico? ¿diván o escritorio?), “coach ontológico” (lo bancaría más si fuese fenomenológico), “cool hunter”, “asesora de compras”.
  2. El spanglish, ah, sí, aburren. No son más expertos por meter una palabra en inglés cada tres en castellano, sobre todo sí son acompañados por sendos “culturizar” o “recepcionar” o por esas mágicas sumatorias como la de “Psicosociología” Laboral.
  3. La jornada gerencial outdoors. Sí, no lo dude más, eso no es laburar, es joda, lo he visto.
  4. El estudio/contacto antropológico entre los chicos de marketing y los clientes, soportado por la consultora. Ay, muchachos, para conocer pobres el tren sigue siendo una forma más barata y bastante segura.
  5. El sponsoreo. Sí, señores, sepanlo, escuchen auditores, 82% de las razones de sponsorear pasan por las ganas de sus gerentes de marketing de codearse con artistas y deportistas, invitar a sus amigotes sin poner un mango y, cuándo no, manosear una joven promotora.
  6. La medición del valor de la presencia de la marca en la prensa o en los eventos deportivos como si fuesen avisos publicitarios. NO es equivalente señores. Está muy bien hacer prensa, pero no lo midan en plata.
  7. La educación en el marketing. El problema no es que justo las universidades más prestigiosas no den carreras de marketing (eso no hace más que reflejar sus recelos platónicos hacia las artes del convencer). Tampoco es la comentada baja exigencia de sus cursadas. Tampoco la existencia de tanto curso escaso de fundamentos. El problema es el ilusionismo de ciencias duras que plantean sus programas. Vamos, che, Contabilidades, Análisis Matemáticos, Estadísticas, y ni una Psicología, ni una Sociología, ni una Historia, ni dentro de las Económicas una Teoría de las Decisiones o una Behavorial Economics (al menos porque hoy es marketineramente correcto hablar de multiculturalismo). Tanto cálculo para después adorar a tres gurúes como buenos trobianos.
  8. El neuromarketing. En mi soberana ignorancia la aplicación de la neurología al marketing me suena tan distante como la de la mecánica cuántica, pero eso no me choca tanto como el nombre con el supuesto prefijo dando un aire de cientificidad. ¿Por qué no un “economarketing”, un “sociomarketing”, un “antropomarketing”, o un “psicomarketing”? Aunque pensándolo bien un “psicomarketing” estaría muy bien.
  9. El stress. Ah, sí, cuántas veces perdonamos que las cosas se hacen mal sólo porque estaban demasiado apurados. Cuánto inútil disimulado por la velocidad.
  10. La lista. Esa promesa de asir la cosa de una vez por todas y para siempre. Las “tres” claves para el santísimo éxito, las “cuatro” patas del liderazgo sobre los RR.HH., las “cinco” pasos para bailar a la competencia, los “seis” vestiditos para seducir al cliente, los “siete” recursos para romper las reglas, las “ocho” maneras de ganarle a la suerte, las “nueve” formas de serrucharle el piso a su jefe , los “diez” curros del marketing.
PD: Recuerde: “El apalancamiento de la gestión del capital humano potenciado por la sinergia entre la flexibilidad y la horizontalidad le brindará a su empresa la energía del empowerment necesaria para dar un salto de calidad hacia el carajo”

7 comentarios:

  1. por estas razones y algunas más, abandoné también la carrera de marketing allá en los 90.

    sumado a eso, la mediocridad imperante en la sociedad y el empresariado argentinos, da un cóctel letal.

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  2. El cóctel es jodido. Pero yo confío, desde mi candidez, en que hay remedio.

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  3. Aplaudo de pie, sobre todo la posdata don Jotajota.

    Una duda ¿El stress no aqueja a todos los trabajadores o usted cree que son los de marketing los que más sus equivocaciones en nombre del stress?

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  4. Bri-llan-te. Me cagué de la risa.

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  5. Vicente, ha planteado Ud. una pregunta que me interesa mucho pero me excede, temo cometer algo así como "profesiocentrismo", me da la sensación de que sí, que eso es más común en los pasillos de marketing y comunicación pero no estoy seguro.
    Mendieta, muchas gracias, ahora por este medio, por su visita, su comentario y su recomendación.

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  6. Ah, Sr. Bustos, no voy a contestarle con otra lista, solo le diré que me reí en todos los pasos.

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  7. Haber arrancado diez risas está bien, muy bien. Y que me lo cuenten, mejor aún.

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