miércoles, 10 de agosto de 2011

Destino trágico

Siendo Alfredo uno de los personajes que nos caía más simpáticos en esta historia, no dejará de sorprendernos su (ahora) sino trágico. Mala jugada del destino (o mal día del autor, recaída en el conservadurismo, en la circularidad de la historia, en el eterno presente, simple pereza intelectual), con unas copas de más, y por esa cosa de que niños y borrachos son atravesados por la verdad, como en una mala copia de un cuento de Borges (o de alguno de sus seudónimos) Alfredo quiso cobrar revancha como treinta años después, él, narigón todavía, fabulando una broma pesada para Juanca. La cosa es que algo salió mal, un accidente, grave, luego mortal.
Pero, mala copia al fin, quizás fuese sólo un sueño, un despertarse sobresaltado, transpirando, un misterioso volverse abstemio, nostálgico y callado (a nuestros ojos, igual de trágico).

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