Uno lo veía con ocho o nueve años escurrirse en las fiestas familiares para tomarse a escondidas los fonditos de vino que habían quedado en los vasos de los grandes y podía aventurar una especulación: Este pibe en unos años o nos sale sommelier o nos sale borracho conocido (más que alcohólico anónimo).
Pero no. El pibe se recibió de maestro mayor de obras, formó familia y alcanzó la fama regional como central de Douglas Haig de Pergamino.
Aunque tenía cierta habilidad para robar la pelota que a uno le hacía acordar esos movimientos infantiles.
0 comentarios:
Publicar un comentario