Mientras veían Luna de Avellaneda, más precisamente cinco minutos después de haber comenzado, Alfredo, que siempre tuvo sus reservas sobre el cine de Campanella, comentó:
- En el barrio nadie tiene nostalgia del club. Quizás porque agonizó demasiados años como escenario de juegos de naipes, pronósticos de quiniela y (sólo) bebidas blancas.
- En el barrio nadie tiene nostalgia del club. Quizás porque agonizó demasiados años como escenario de juegos de naipes, pronósticos de quiniela y (sólo) bebidas blancas.
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