miércoles, 21 de septiembre de 2011

Otra imagen final

Como haciéndome cargo de lo autobiográfico del género a los postres, enmarcamos otra imagen final, pura nostalgia, sí, la pucha. Un asado familiar, un picadito de fútbol posterior, de esos donde se mezclan las edades, de primos, sobrinos, padres, algún primo lejano amigo de la familia, donde los números no dan y para hacer la cosa más pareja un equipo se hace más numeroso que el otro, de esos donde por falta de jugadores se juega con arco chico y libre, de esos que duran hasta que la diferencia de goles se hace insostenible o hasta donde lo permite el cansancio.

2 comentarios:

  1. Increíblemente, esos picaditos no están entre mis imágenes... mi familia es una familia de mujeres, nunca hubo suficientes hombres/adolescentes/niños ni para armar ni un equipo, impensable dos. Una pena.

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  2. Una pena, sí, y también las modas, o, sociopolíticamente hablando (si me disculpa el neologismo), los tiempos de evolución de la cuestión de los géneros en la cosa cotidiana. Hoy día, al menos aquí, no sería impensable un picadito familiar poblado de pebetas.

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