La colección “Elige tu propia aventura” delegaba la responsabilidad moral en el pequeño lector.
Aquí nuestro pequeño homenaje:
El final triste:
Un languidecer triste, con idas, rencores no hablados, cuerpos solos, sombras, penumbras sobre vides secas.
El final feliz:
Una fiesta de la mañana a la noche, algún casamiento o menos, algún comienzo. Brindis por los novios (o algo así), por la amistad, por la comida, por la belleza, por mero juego. Un final de fiesta con mate, silencios cómodos, mantas a los pies, cielo estrellado, paz, sin tiempo.
¿Se puede elegir, no?
ResponderEliminarSí, claro, como siempre... uno quiere (elige) creer.
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