jueves, 6 de enero de 2011

Clientela heredada

La rubia heredó el bar de su viejo hosco (hosco sobre todo con ella), herencia que incluía su fiel clientela de viejos borrachos, según sabía bromear ella.
En el barrio se especuló que pondría un salón de estética, que un gimnasio, que un negocio de ropa, que lo alquilaba.
Siguió bar, con nueva dueña al frente.
Dicen eso sí que se suspendió el fiado; pero dicen también que los clientes se juntaban más seguido y más animadamente… a hablar mal del viejo hosco. Malas lenguas.

11 comentarios:

  1. Creo que a la rubia la conozco.

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  2. Raro para un anónimo ostentar el carácter de conocido, pero en esta circunstancia se comprende.

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  3. ¿Por qué se comprende?

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  4. Dicen que menos pregunta dios y perdona. Dicen también que la rubia tenía dos tipos de relaciones con los tipos: sus clientes, sus enamorados.

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  5. Qué mejor forma que regentear un bar para conseguir ambos, ¿no?

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  6. Creo que la rubia decía algo así como que (en ambos casos) lo difícil no era conseguirlos sino mantenerlos (¿y habría un significado segundo en ese "mantenerlos"?) ¿o era manejarlos? Bueno, parece que la cuestión se anclaba en el durante y ahí se jugaba lo peliagudo del oficio.

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  7. La rubia tenía mucha razón. Mi estatus de separada lo prueba.

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  8. ¿Estamos ante el riesgo de que nuestros lectores se identifiquen con los personajes? Hm, no creo, pero por las dudas tomamos el camino de la responsabilidad y dejamos en la gatera un par de posts que involucraban a la rubia en historias de sexo, droga y crimen, y le deparamos un camino más amable (¿y más insulso?). Veremos.

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  9. Bueno, con las drogas y el crimen no me identifico, así que por ese lado no hay peligro. Medio porro en una fiesta y quedármele con los cambios de los mandados a mi mamá como que no califican, ¿no?

    Ahora, el sexo es otro tema...

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  10. Mire, en principio, sobre si calificarían o no, me gustaría conocer, en ambos casos, la opinión de su madre. Más allá de eso, parece difícil desarrollar un relato de droga y crimen a partir de esos dos disparadores pero yo no daría la partida por pérdida antes de jugarla.
    Para finalizar, y en referencia al tercer tema, en un gesto de extrema bondad o de suprema crueldad, le cuento que, a grandes rasgos, la historia de la rubia ya está escrita y que, dentro de unos meses, encontrará el amor de un caballero, lo que no le puedo adelantar es si ese amor dura.

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